El nombre español "China", similar en la mayoría de las lenguas europeas, parece haber llegado a Europa desde el sur de Asia y, aunque no hay evidencias concluyentes, podría proceder del nombre de la dinastía Qin, la primera dinastía imperial. En la antigüedad, se utilizó también el nombre Catay, que tiene su origen en el pueblo altaico kitán, que fundó la Dinastía Liao en el siglo X. Éste es el nombre con que se llamaba a China en los relatos medievales europeos, como los "Viajes de Marco Polo". El nombre "Catay", en ligeras variantes, pervive aún como nombre habitual de China en algunas lenguas como el ruso y el mongol. En el siglo XVII, el misionero jesuita portugués Bento de Goes demostraría que la "China" visitada por los misioneros europeos era el mismo país que el "Catay" de Marco Polo.
El territorio actual chino ha estado poblado desde tiempos muy antiguos. Destaca entre los pobladores remotos del país el hombre de Pekín, del cual se encontró un cráneo y que los arqueólogos consideran que vivió dentro del norte de la actual China hace unos 500.000 años. Además de épocas más recientes se han logrado múltiples hallazgos de restos de culturas prehistóricas. Una de las zonas con más vestigios de presencia humana antigua en China es el valle del Río Amarillo, donde apareció la primera cultura histórica china: La dinastía Shang (siglo XVII a. C. - siglo XI a. C.). A esta dinastía, conocida sobre todo por los descubrimientos arqueológicos del siglo XX, le seguirá la dinastía Zhou (siglo XI a. C. - 256 a. C.). Durante el periodo Zhou aparecen las escuelas de pensamiento chino antiguas, representadas por pensadores como Confucio, Mencio, Laozi o Zhuangzi.
Mao Zedong proclamando la fundación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949 en Pekín. Tras la derrota japonesa se reanudó el enfrentamiento entre el Gobierno del Kuomintang y el Partido Comunista de China, desatándose una guerra civil que acabaría en 1949 con la victoria de los comunistas en el continente. El 1 de octubre de ese año, el líder comunista Mao Zedong proclamó la República Popular China. El Gobierno de Chiang Kai-shek se tuvo que refugiar en la isla de Taiwán, única parte del país, junto a algunas islas pequeñas, que quedaría, hasta la actualidad, fuera del control del gobierno comunista.
La República Popular China se subdivide en un primer nivel en 33 entidades administrativas locales: 22 provincias (23 si se incluye Taiwán), cinco regiones autónomas, cuatro municipalidades bajo administración directa del Gobierno central y dos regiones administrativas especiales. La división administrativa más común es la provincia. Las cinco regiones autónomas están asociadas con las cinco minorías étnicas mayoritarias en el país: los tibetanos, los uigures, los mongoles, los hui y los zhuang. Las áreas metropolitanas de las cuatro ciudades de Pekín, Tianjin, Shanghai y Chongqing tienen un rango similar al provincial, constituyendo las llamadas municipalidades bajo administración directa del Gobierno central. Por último, las antiguas colonias europeas de Hong Kong y Macao mantienen una gran autonomía como regiones administrativas especiales, conservando su propio sistema económico y judicial, además de muchas características propias de estados independientes, como su propia moneda, dominio de Internet, prefijo telefónico, bandera, etc. La República Popular China considera también a Taiwán como una provincia más, aunque en la práctica la isla es independiente, y se encuentra bajo la soberanía del régimen de la República de China, Estado reconocido de manera oficial por sólo 23 países del mundo que no reconocen a la República Popular China (véase Estatus político de Taiwán).
Anhui (安徽)
Fujian (福建)
Gansu (甘肃)
Guangdong (广东)
Guizhou (贵州)
Hainan (海南)
Hebei (河北)
Heilongjiang (黑龙江)
Henan (河南)
Hubei (湖北)
Hunan (湖南)
Jiangsu (江苏)
Jiangxi (江西)
Jilin (吉林)
Liaoning (辽宁)
Qinghai (青海)
Shaanxi (陕西)
Shandong (山东)
Shanxi (山西)
Sichuan (四川)
Taiwán* (台湾)
Yunnan (云南)
Zhejiang (浙江)
(*) Reivindicada; independiente de facto bajo el régimen de la República de China.
Regiones autónomas
R. A. Zhuang de Guangxi (广西壮族自治区)
R. A. de Mongolia Interior (内蒙古自治区)
R. A. Hui de Ningxia (宁夏回族自治区)
R. A. Uigur de Xinjiang (新疆维吾尔自治区)
R. A. del Tíbet (西藏自治区)
Municipalidad de Pekín (北京市)
Municipalidad de Chongqing (重庆市)
Municipalidad de Shanghai (上海市)
Municipalidad de Tianjin (天津市)
R. A. E. de Hong Kong (香港特别行政区)
R. A. E. de Macao (澳门特别行政区)
Geografía
Mapa físico de China
Al oeste, predominan las grandes cordilleras, sobre todo el Himalaya, que alcanza su mayor altura en el Monte Everest, y altiplanicies que caracterizan la mayor parte de un paisaje árido con desiertos como el Takla-Makan y el Gobi. Debido a la sequía y a prácticas agrícolas perjudiciales, las tormentas de arena se han convertido en habituales en la primavera. La expansión del desierto del Gobi es la causa principal de estas tormentas que afectan al noreste chino así como a Corea y Japón.
Economía
Tras el final de la Guerra Civil China, el Gobierno de la nueva República Popular, bajo la dirección del Partido Comunista de China, comenzó a aplicar una serie de reformas económicas de carácter socialista, tales como la nacionalización de las empresas privadas y la colectivización de la agricultura. Los dirigentes chinos apostaron en un primer momento por el modelo soviético de desarrollo, apoyado en un pacto de cooperación económica con la Unión Soviética, que se reflejaría en el Primer Plan Quinquenal, de marcada influencia soviética, y que se desarrolló entre los años 1953 y 1957.
Deng Xiaoping, junto al presidente estadounidense Jimmy Carter, en Washington el 31 de enero de 1979, durante el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la República Popular China.
Tras la muerte de Mao y el encarcelamiento de la Banda de los Cuatro, el grupo de seguidores de Mao a quienes se atribuyó toda la responsabilidad de los errores de la Revolución Cultural, el dirigente histórico del Partido Deng Xiaoping acabaría haciéndose con el poder e impulsando una serie de reformas económicas que supusieron el abandono de muchas de las políticas de nacionalización y colectivización que habían caracterizado la época maoísta. Aunque el Estado conservaba su función planificadora, bajo la dirección del Partido Comunista, se comenzó a fomentar la creación de empresas privadas, a la vez que se alentaba la entrada de capital extranjero, necesario para financiar el desarrollo de infraestructuras y de una base industrial que en ese momento, finales de los años 70, era aún muy pobre.
A partir de 1979 se aceleraron las reformas económicas de tipo capitalista, aunque manteniendo la retórica de estilo comunista. El sistema de comunas fue desmantelado progresivamente y los campesinos empezaron a tener más libertad para administrar las tierras que cultivaban y vender sus productos en los mercados. Al mismo tiempo, la economía china se abría al exterior.
Las reformas económicas contribuyeron a un crecimiento económico muy intenso a lo largo de los años 80. Tras la intervención del Ejército en las protestas de la Plaza de Tian'anmen de 1989, las sanciones internacionales y la incertidumbre sobre la situación política del país frenaron de manera drástica el crecimiento económico. Sin embargo, a partir de 1992, Deng Xiaoping dio el respaldo definitivo a las reformas económicas, con su famosa inspección del sur, el viaje en el que visitó las zonas de mayor crecimiento económico del delta del Río de las Perlas y de Shanghai. Tras la confirmación de que la política económica mantenía la orientación reformista y de apertura de los mercados chinos al exterior, la economía alcanzó tasas de crecimiento económico sin precedentes. En ese año de 1992 el crecimiento del producto interior bruto alcanzó el 14,2% manteniéndose en torno al 10% durante los años siguientes, hasta la actualidad.
Demografía
Con una población de 1.300 millones habitantes, es el país más poblado de la Tierra.
La política de planificación familiar china ha recibido tanto críticas como bendiciones por parte de los organismos internacionales. La ONU estima en alrededor de 200 millones la desviación demográfica a la baja producida debido a esta política, lo que ha posibilitado el despegue económico del país.
Cultura
La gran extensión territorial de la República Popular China tiene como consecuencia la presencia en el Estado actual de una gran diversidad cultural. Tras la fundación de la República Popular en 1949, se adoptó una política oficial de reconocimiento de minorías culturales, basada fundamentalmente en el criterio lingüístico, de acuerdo con la cual en la actualidad se reconoce de manera oficial la existencia de 56 grupos étnicos en China.
Precisamente en esa lengua clásica de la época Zhou se escribieron los grandes textos del pensamiento chino antiguo, como las Analectas de Confucio, el Libro de Mencio o el Libro de Zhuangzi. Estos y otros textos recogen las ideas morales y religiosas que han influido en el desarrollo de la sociedad china hasta la actualidad. El confucianismo ha sido, en este sentido, la doctrina ética hegemónica en la sociedad china hasta el siglo XX. Además del confucianismo, existieron otras corriente filosóficas, como el legismo, que dejarían su impronta en los modelos políticos y sociales adoptados por las sucesivas dinastías imperiales chinas. Junto a estas doctrinas de tipo social y ético, aunque no teológico, las creencias religiosas tradicionales chinas suelen agruparse bajo el nombre de taoísmo. La llegada posterior del budismo a China, de origen indio, añade nuevos elementos religiosos a la sociedad tadicional china. El budismo, como religión de origen extranjero, vivió épocas alternativas de respaldo oficial y de persecución a lo largo de los siglos. Sin embargo, en la actualidad las tradiciones budista y taoísta han acabado fusionándose y los chinos con creencias religiosas participan de ambas tradiciones.
En la época contemporánea, la moral tradicional confuciana fue criticada con dureza por el Partido Comunista de China, especialmente bajo el liderazgo de Mao Zedong y de manera particularmente intensa, durante la Revolución Cultural, entre 1966 y 1976. Esto se debía a la visión del confucianismo como un tipo de pensamiento feudal, incompatible con el comunismo. En las sociedades de Hong Kong y Macao, como en Taiwán, se mantuvo el papel predominante del confucianismo como modelo ético. A partir de las reformas de Deng Xiaoping, comenzó a resurgir el interés por la figura de Confucio y el pensamiento tradicional chino.
Los movimientos reformistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, que alcanzaron su punto máximo en el Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919, supusieron cambios importantes en la cultura tradicional china, en especial en el ámbito de la lengua. Frente al uso del chino clásico como lengua culta, el movimiento reformista defendió la adopción de una norma culta basada en la lengua hablada. El gobierno de la República de China primero y el de la República Popular después promocionaron la forma pekinesa del chino mandarín como "lengua nacional" (guóyǔ, 國語), en la terminología nacionalista del gobierno republicano del Kuomintang, o "habla común" (pǔtōnghuà, 普通話), en la terminología comunista utilizada desde la proclamación de la República Popular. Además de la adopción del pǔtōnghuà, la República Popular China llevó a cabo otros dos grandes proyectos de reforma lingüística: la adopción del pinyin como sistema de transcripción y representación fonética oficial del chino y la simplificación de los caracteres chinos. Esta última reforma es una de las más controvertidas, dado el valor cultural y emocional asociado tradicionalmente al sistema de escritura. En Hong Kong y Macao, como en Taiwán, continúa usándose la forma tradicional de los caracteres chinos.
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